1. Adopta una dieta saludable y sostenible: Se tiene poco tiempo durante el día y preparar comidas nutritivas puede ser complicado, pero las comidas saludables no tienen porqué ser elaboradas.

2. Compra solo lo que necesita: planifica tus comidas con anticipación y prepara una lista de la compra.

3. Elige frutas y hortalizas feas: no juzgues los alimentos por su apariencia. Muchas veces se botan a la basura frutas y hortalizas golpeadas o con formas extrañas porque incumplen normas cosméticas arbitrarias.

4. Almacena los alimentos según vencimiento: Coloca los productos más antiguos en la parte delantera de la despensa o refrigerador y los nuevos en la parte trasera. Utilizando contenedores para mantenerlos frescos.

5. Comprende el etiquetado de los alimentos: Hay mucha diferencia entre las fechas de “consumo preferente” y “vencimiento”. A veces los alimentos siguen siendo inocuos para el consumo pasada la fecha de “consumo preferente”, mientras que la fecha de “vencimiento” indica el momento en que el consumo deja de ser inocuo.

6. Empieza por lo pequeño: Sirve en casa porciones más pequeñas o comparta platos más grandes en los restaurantes.

7. Valora las sobras: Si no se come todo lo preparado, guárdalo en el freezer para consumirlo más adelante o utilice las sobras como ingrediente de otra comida.

8. Haga uso de los alimentos desperdiciados: En lugar de tirar a la basura desechos de comida, haz compost con ellos. De esta forma se devolverán nutrientes al suelo, reduciendo tu propia huella de carbono.

9. Respeta los alimentos: restablezca la conexión con los alimentos sabiendo del proceso de producción que comportan. Infórmese leyendo de la producción de alimentos y conozca a agricultores cercanos.

10. Apoya a los productores de alimentos locales: Compra productos locales, presta apoyo a agricultores familiares y pequeñas empresas de su comunidad.

11. Mantenga a flote las poblaciones de peces: Elige consumir especies de peces que abunden más, como la caballa o el arenque, antes que otras que corren peligro de sobreexplotación, como el bacalao o el atún.

12. Usa menos agua:  no podemos producir alimentos sin agua. Aunque es importante que los agricultores utilicen menos agua para cultivar alimentos, la reducción del desperdicio de alimentos también ahorra todos los recursos hídricos empleados en su producción.

13. Mantenga limpios los suelos y el agua: algunos desperdicios domésticos son, en potencia, peligrosos y nunca deben echarse a un cubo de basura general. Artículos como pilas, pintura, teléfonos móviles, medicamentos, productos químicos, fertilizantes, neumáticos o cartuchos de tinta pueden filtrarse en nuestros suelos y nuestro suministro de agua perjudicando a los recursos naturales con los que se producen nuestros alimentos.

14. Coma más legumbres y verdura: trate de consumir una vez por semana una comida a base de legumbres o cereales “antiguos” como la quinua.

15. Compartir es cuidar: done los alimentos que de otro modo se desperdiciarían. Por ejemplo, mediante aplicaciones los vecinos pueden conectarse entre sí y con empresas locales para que los excedentes de alimentos puedan compartirse y no tirarse a la basura.